Muchos decimos que la vida es fácil, que es perfecta, fastuosa, maravillosa y pare de contar, pero lo que hay que tomar en cuenta, es que todo depende de la óptica con que la miremos y la afrontemos.
Muchos transitamos por la vida aguardando pacientemente y suponiendo que nos sucederá algo colosal y transformador, y lo realmente cierto, es que la vida transcurre y no nos espera, se nos escapa de las manos, si no nos movemos y actuamos con ganas...
Sé que el tema está más que gastado, pero atesora sueños cristalinamente sin tapujos, da las gracias por todo de lo que eres dueño y posees, deja de lado lo que te atormenta en el alma, batalla con las vísceras, por todo aquello que aspiras, absuelve con el corazón a todos aquellos que te vulneran con palabras, actos y malas miradas, regocíjate en los seres que te aprecian y quieren, porque realmente eso significa vivir y valorar esta existencia. Es lo más sano para nosotros…

En el momento de las vicisitudes no estimamos ni detallamos los instantes que se están viviendo, esos pequeños fragmentos de situaciones hermosas, que nos obsequia el día a día y no nos detenemos a observarlos y disfrutarlos porque nos encontramos obcecados en la oscuridad.
Las desdichas del existir, son por un lado buenos, al momento no los miramos con la claridad suficiente, por la ausencia de calma interior, y por otro lado, esos instantes del presente, sin darnos cuenta, nos están proporcionando la sapiencia que se requiere para seguir peregrinando por la vida. Siempre nos pasa que ese valor, se lo adjudicaremos pasado el tiempo, cuando las vivencias han acaecido y las angustias han mermado.

Tenemos que hacer por nosotros día a día, para no arrepentirnos después y luego ser despiadados con nosotros mismos al pasar el tiempo. El incumplirnos nos imprime tristeza y frustración. Somos los hacedores y constructores de nuestro presente, futuro, alegrías y destino. Que el pasado no signifique un peso en nuestras conciencias. Porque mientras exista la vida, tenemos firmemente que tomar la decisión de ser felices, para que nuestra alma sea cien por ciento libre, sin ataduras y auto reclamos. Y cuando los problemas nos visiten, porque es inevitable, tengamos el poder de detenerlos, controlarlos, y enfrentarlos con actitud firme y positiva, no queda de otra!

La vida y sus escollos hay que asumirla con una actitud resiliente, desafía los infortunios transmutando ese suplicio en una potencia increíble de crecimiento, de un aprendizaje que nos conduzca al alivio, y nos convierta en seres fuertes y con conocimiento.
