
Desde muy niña me gustaba ver a las personas andar por las calles, e inevitablemente siempre me preguntaba con mucha carga de curiosidad, quiénes eran, en qué trabajaban, dónde vivían y cuál era su vida.
Este mundo es tan inmenso, y por él transitan tantas personas de innumerables colores, razas, rasgos, colores, creencias ideológicas, políticas religiosas, sociales. Gente con crianza decente, escasa, traumada, huérfana, violada… Cada quién tiene su historia, su pasado, futuro, sus cargas o no. Es una cuestión increíble que cada cabeza sea un mundo, que cada quién es de una manera, que algunos deciden hacer el bien y otros el mal. Que otros aboguen por la paz y otros tantos por la guerra y las injusticias más temibles. El mundo es paradójico y al mismo tiempo es sensato. Las personas urdimos el mundo, hacemos de él un paraíso o un infierno. Los seres humanos existimos y buscamos la felicidad, la estabilidad en todas nuestras emociones y vida.

Cuando los individuos transitan por las calles, cargan con sus problemas, alegrías, enfermedades y resoluciones. Muchas veces les ampara la tristeza y otras tantas las carcajadas. Pero seguimos en pie recorriendo el camino que el universo ha decidido para nosotros, porque cada ser humano es un mundo aparte, con una fecha de nacimiento y una hora de partida que ya tenemos escrita en el libro de la vida. Somos autónomos, tratando de sobrevivir. Muchos viven en Casas que parecen palacios, otros tantos debajo de un puente o en la profundidad de las calles sin final, y el resto en viviendas decentes, con calor de hogar, con el frigorífico lleno o quizá vacío. Existen tantos contrastes en nuestro entorno, porque de otro modo es posible que resultara aburrido todo esto.
Cuando somos niños, no sabemos con certeza en que renglón de la sociedad estaremos situados de adultos, porque el tiempo lo dicta todo. Pero siempre seremos oriundos de este mundo en movimiento, invariablemente estaremos circundados de personas con historias que narrar, somos un punto en la inmensidad de la existencia, hoy nacen muchos, pero al mismo tiempo otros se marchan para no volver, porque han cumplido su misión en esta tierra. Todas las calles del mundo han sido recorridas por seres que ya se fueron, y hoy caminan personas con una vida, un presente ligado a un futuro que algún día tendrán su final… Siempre pienso eso al andar y mirar el mundo…