Lecciones de moralidad abundan por todos lados viene y van como las olas en el mar. ¿Quién inventó las lecciones de moralidad, un inmoral? Posiblemente sí.
Según los eruditos
en esta materia, la moral es el conjunto de creencias y normas de una
persona o grupo social que determinará el obrar, es decir, que orienta
acerca del bien o del mal, lo correcto o incorrecto de una acción o
acciones. La moral son los valores y costumbres que se contemplan
buenos, según el concepto del bien y el mal de una sociedad.

El moralismo es una actitud o doctrina
que ampara y exalta los valores morales tales como las normas de buena
conducta instauradas en la sociedad, cultura, época o grupo. Es la
cualidad que le atribuye a la moral una importancia preponderante.
La moral son las reglas o normas por las que se esgrime
la conducta de un ser humano en reciprocidad con la sociedad y consigo
mismo, la moral se relaciona con el estudio de la libertad y comprende
la acción del hombre en todas sus manifestaciones.

La
palabra moral, tiene su origen en el término latino mores, cuyo
significado es ‘costumbre’. Moralis. Por lo tanto moral no conduce por
sí el concepto de malo o de bueno. Son las costumbres, las que son
virtuosas o perniciosas.
Las concepciones y creencias sobre la moralidad son generalizadas y
catalogadas en una cultura o grupo y, por ende, sirven para moderar el
comportamiento de sus miembros. El consentimiento de dichos códigos es
también conocido como moral, y la civilización depende del uso extendido
de la moral para su existencia.

Partiendo
de esa definición de moral, el significado se ve obligado a variar
históricamente en las diferentes sociedades. Se podría decir que la
moral se modifica a través de los tiempos, es decir existen, o se dan
diferentes tipos de moral, según el momento histórico en que nos
hallemos, por ejemplo: Hablamos de una moral feudal, que se produce en
la edad media, la moral burguesa en la sociedad moderna, etc.
Un día Lao Tze le aclaró a Confucio:
“Para pensar en lo moral hay que ser inmoral” “Si necesitas un
instrumento de orden es porque no existe el orden. Si se necesitan
reglas de moral, es porque no hay moral. Si piensas en felicidad es
porque has pensado en la tristeza”

Excelente
el concepto y la teoría. ¿Pero, es conciente una persona común y
silvestre que sus acciones pueden resultar inmorales? Que va en contra
de las normas establecidas… Y por ende, que su comportamiento no es el
apropiado socialmente…
En el mundo existen muchas personas
moralistas, que señalan, juzgan y pisotean a otras, porque ellos
consideran que estos, van en contra de las normas morales implantadas y
las buenas costumbres, aunada a la ética. Estas personas señaladas,
socialmente están muy mal vistas. Esto es más notorio en los pueblos y
aldeas.

Es
muy fácil que cualquier gente con mucha mala intención, y dícese
llamarse “amigo” del bien, la moral y las buenas costumbres, sea el que
más promueva la calumnia, y la propague como una pandemia sin piedad alguna por todo el vecindario, trabajo y todo el entorno posible de su víctima. (Porque pasa a ser una victima!).
Posiblemente fue un sujeto así como este, un depredador sin
misericordia de la vida y la moral de las personas, el que inventó las
leyes de la moral. Y -esto lo escribo desde la más absoluta y rigurosa
invención mía y análisis por circunstancias vividas-. Es decir, este
sujeto, sabe que no actúa bien, y se le ocurre escribir numeradamente lo
que él considera que debe ser la moral. Crea las leyes, según su juicio
de valores, y este resulta un éxito, que transcurre de generación en
generación y llega a cualquier rincón del planeta. Y así hasta nuestros
días. Somos muchas veces tachados de inmorales sin serlo.

La
humanidad está plagada de falsa moral, de gente que se convierte en
moralista, por apuntar directamente con el dedo índice, ir a la iglesia,
darse unos cuantos golpes en el pecho, confesarse para lavar los
pecados y luego salir del templo a infringir sus propios códigos morales
a escondidas. A llevar la verdera vida que desean, hacer y deshacer
pero en la clandestinidad, como suelen operar los moralistas.
Porque al fin y al cabo, quien inventó la moral, fue un inmoral. Puesto
que si no, como sabría que algo es reprobable e irreprochable? Estamos
hechos para saber que no debemos dañar lo bueno, que debemos actuar
siempre con decoro, que no hay que robar, que hay que ser honestos con
el mundo y con uno mismo.
La libertad tiene su precio, y está
precedida siempre por lo honorable, por la conducta intachable, esa que
se inventaron los romanos y los griegos… de allí nace directamente la
conducta moral.
La moralidad, está ligada estrechamente a la
religión y leyes de cada país, de allí de alguna manera, nace las
identidades de cada raza.
En todo caso hay que predicar haciendo el
bien. Somos seres que muchas veces nos forjamos a base de errores, de
caernos y levantarnos infinidad de veces.
Y está demás decir que lo incorrecto, es mostrar una cara de impoluto,
y otra de señalar de manera vil y cruel, porque lamentablemente, esta
clase de personas no distinguen lo que realmente somos, observan y
especulan con maldad sobre las personas, son seres con conceptos
inexactos acerca de su entorno.

La moral es buena, pero quienes las regulan y promulgan, que graviten siempre
con el ejemplo: Los mandatarios de un país, la iglesia, empresarios,
maestros, el vecino y los padres… Todos a dar el ejemplo de conducta
intachable, para que el mundo gire mejor y sea más armónico.
Es de moralistas el modo de valorar exorbitantemente la moral y las dignidades morales, resulta una connotación negativa, tanto si se refiere a una actitud, como si alude al que se comporta con esa actitud.
Los moralistas sólo manifiestan lo que piensan que debe ser la moral.
El moralista no avisa que tiende con sus normas, a hacer lo que tan
vehementemente prohíbe, y que con sus decretos imperativos, rechaza a
las personas libremente morales que desean el bien; de tal manera que
ellos no practican lo que observan que está bien (Valga el trabalenguas mental)