Perder los kilos demás después del embarazo, no es tarea fácil, pero tampoco imposible. Como cualquier dieta el empeño y las ganas resulta el secreto del éxito.
Lo primero que hay que hacer es no agobiarse, porque es el primer enemigo de la perdida de peso. Tras el parto, se pierden alrededor de siete kilos; tres o cuatro kilos del bebé, más lo que pesa la placenta y todos los líquidos y fluidos que hay en un parto.
Uno de los beneficios de la lactancia, es que por suerte ayuda a recuperar la figura, ya que amamantar resulta un gasto de energía que se traduce en unas quinientas calorías. Lo recomendable es que si se le está dando el pecho al bebé no tratar de perder kilos a la par, lo que hay que intentar es no ganarlo. Lo mejor es esperar la cuarentena para empezar algún régimen.
Superar el cansancio acumulado durante el embarazo y parto, alimentar y cuidar al bebé aunado a las tareas diarias del hogar, demanda mucha energía, es por ello, que lo mejor es que lleves una alimentación equilibrada que no perjudique ni la lactancia de tú bebé, tú figura y que al mismo tiempo te aporte la energía que necesitas en estos días.
No hay que tener prisa, cada cuerpo es distinto. Mientras existen mujeres que en dos meses están perfectas y recuperan su silueta, otras sin embargo, pueden tardar un año y más. Así que lo mejor es tener paciencia y disfrutar mucho los primeros días con tú bebé.
En esta etapa debes rechazar la coliflor, espárragos, las alcachofas, el cerdo, el alcohol, el café las bebidas de cola, y comidas muy condimentadas, especiadas o picantes y dulces.
Para reducir la sensación de hambre, o de ansiedad que muchas veces se presentan los primeros tres meses de vida del bebé; toma alimentos saciantes, ricos en proteínas y fibra, como carne, pescado, huevos, verduras, legumbres, tomate crudo y lácteos. Se deberá consumir cuatro raciones diarias de legumbres, tomate crudo, verduras y lácteos.
Puedes tomar infusiones drenantes para eliminar líquidos retenidos y toxinas. Recuerda, no seguir regímenes ni pasar hambre, simplemente controla y come alimentos saludables, ingiere muchos líquidos para luchar contra la retención de líquidos. Debes añadir a la ingesta normal de 1500 calorías, 500 más extras de grasa proveniente de los lácteos; ya que una lactante fabrica alrededor de litro y medio de leche diariamente, lo que se traduce en un aumento del apetito debido al gasto energético. Esta grasa se necesitará para producir leche de mejor calidad para tú hijo. Haz seis comidas diarias pequeñas y por último sal a caminar por lo menos una hora diaria a paso firme y constante para conseguir resultados.
