Siempre que se termina un año, nos hacemos miles de promesas para el año nuevo. Estas promesas, muchas consisten en dejar los malos hábitos y llevar una vida más sana. Otras promesas son, cambiar muchos aspectos de nuestra vida que no nos hace gracia y que resultan incómodas. Muchas veces nos ponemos retos como estudiar, o terminar alguna carrera que no concluimos, terminar alguna relación poco sana para nuestra psiquis, ser mejores persona, etc. Pero lo cierto del caso es que muchas veces esto queda en el pensamiento y no se lleva a cabo, o si lo empezamos no lo ultimamos, el empuje a hacerlo nos dura sólo un día, ¿muy fuerte no?
Según estudios que se han realizado acerca de este fenómeno decembrino, realizado sobre unas 2.000 personas, una de cada tres promesas son abandonadas al cabo de una semana. Tristemente esa es la realidad…
Entre el 1 de enero y el 8 del mismo mes, un tercio de las personas que decidieron, comenzar una dieta más controlada e ir al gimnasio, dimitirán en ese lapso de tiempo, según un sondeo divulgado por una web británica.
Una promesa de cada siete personas, sobrevivirá solamente unas pocas horas y el 14% durará un día, según el estudio. Sin embargo, el 14% de las personas examinadas asegura que mantienen sus compromisos para el año nuevo.
Las promesas más populares que nos proponemos en el Año Nuevo son: dejar de fumar (27%), perder peso (24%) y comer de forma más sana (16%).
Pero para cambiar todas estas nefastas estadísticas, sería interesante escribir una lista de todo lo que queremos cambiar y lo que hay que hacer para conseguirlo. Luego escribimos otro con las cosas que no queremos en nuestra vida y la razón. Es bueno entonces, hacer un ritual y quemar el papel con las cosas que no queremos para el año nuevo con sal y lo tiramos por el wáter. Y el de los buenos deseos lo conservaremos en la cartera, para así leerlo de vez en cuando y reafirmas de esta manera nuestros deseos a alcanzar.
Para lograr nuestros objetivos de año nuevo, es importante gozar de motivaciones que estimulen ese logro a obtener. Es normal, y somos seres humanos, que despertemos una buena mañana y tengamos una recaída, y es vital caer en cuenta que esto inevitablemente sucederá de vez en cuando, por lo tanto no hay que dejar que nos domine ese mal deseo, simplemente hay que retomar nuestra meta sin sentirnos mal por la recaída. Lo que importa es mirar al final del camino, estoy segura que el resultado será nuestra mayor satisfacción. Trabajemos en ello!!
