Cuando Karoline, supo que estaba embarazada de su cuarto hijo, quiso morir, entró en cólera, en estado de pánico y por último en depresión, porque ella tenía múltiples planes, había cerrado la fábrica de hijos y ya tenía un poco más de tiempo para sus quehaceres habituales, gracias a que su ultimo hijo ya era un poco más independiente.
No entendía como pudo pasar ya que siempre tomaba las precauciones necesarias, para evitar tener más bebés. Pero la vida le hizo esa jugarreta que ella no calculaba , todo en la vida tiene una razón de ser, porque nada es gratuito.
Karoline, era una chica con infinitos propósitos en mente, que se habían visto truncados y pospuestos, por criar a sus tres hijos. Aun así, ella adora a sus hijos con toda su alma, lo primero en su vida eran sus críos y proporcionarle una educación y modales excelentes.
Al principio, ella se negaba a admitir la noticia y le dio una oportunidad a los días para que se presentara la menstruación, y en vista de que esto no sucedía, se fue hundiendo más en la desesperación y en los pensamientos negativos. Al tercer mes se compró tres test de embarazo y por fin vio reflejada su realidad, estaba firmemente en estado de buena esperanza.
La impresión en el cuerpo no se le pasó en todo el día, la noticia era devastadora, otro bebé en casa! Más trasnocho, significaba retrasar sus planes de vida personales, más gastos, y todo lo que implica un nuevo hijo. En esos instantes no existía en Karoline un atisbo de alegría, más bien algo de disgusto y disyuntiva.
En el mundo existen infinitas mujeres con dificultad para concebir un bebé, para muchas es una obsesión, para otras una frustración enorme el no poderse quedar embarazada, de forma sencilla y natural. En ese aspecto Karoline era afortunada, al mínimo error, estaba ya embarazada.
Al siguiente día de hacerse los test de embarazo, Karoline, asistió a su médico de cabecera, este le riñó por no haber ido antes, especialmente por las vitaminas que tenía que estar tomando desde el principio del embarazo. Ella la verdad confiaba que todo marcharía bien, porque era una mujer que carecía de vicios, no fumaba, no bebía y no usabas drogas.
Inmediatamente, empezó a tomar sus vitaminas y responsablemente a cuidar su alimentación. En todos sus embarazos Karoline, se cuidaba enérgicamente, por miedo a que las criaturas viniesen con algún problema de salud por descuido de ella.
De algún modo Karoline, sentía que se había desprendido de un secreto, ya que no le había comentado a nadie que estaba embarazada, ya se estaba controlando su embarazo y tenía muchos estadios de aceptación intercalados con sentimientos de culpa. Por momentos creía que este nuevo hijo sería un estorbo, se culpaba por saber que la criatura que yacía en su vientre no era culpable de nada, ese bebé no había pedido nacer. Y otros días sin embargo, le embargaba dicha, todos eran sentimientos contrariados.
Al final Karoline, pensaba que era una pecadora por renegar de un ser que Dios le había enviado, un regalo de la vida, un milagro perfecto de la naturaleza se estaba gestado por cuarta vez dentro de ella, no podía verlo horrible, era algo hermoso que Karoline trataba de digerir poco a poco.
Karoline tenía cuarenta y dos años, su embarazo era de alto riesgo por la edad que tenía ella, no obstante, su salud era buena. La anemia que tenía la había padecido en cada uno de sus embarazos, pero del resto todo marchaba genial.
A los cinco meses de gestación, su obstetra le informó de que espera un niño. Ella no se lo podía creer, estaba levitando de dicha, emocionalmente Karoline, siempre estaba con vaivenes sentimentales, exaltada y sentada siempre en una noria de efusiones que subían y bajaban.
De su cabeza no desaparece la gran preocupación de como iba a poder criar cuatro niños, se veía imposibilitada de lograr llevar adelante esa gran proeza. Constantemente le pedía perdón a Dios por cada uno de los pensamientos negativos que emergían de sus cavilaciones y alma.
¿Por qué un embarazado no deseado puede desequilibrar tanto una existencia? Cuando habría que verlo siempre con la óptica del milagro de la vida, es una nueva vida que se genera de la nada, de un puntito tan ínfimo que es imperceptible y que luego será un ser humano con sus defectos y virtudes, que transitará por este vasto universo lleno de complejidades. Los seres humanos nos encargamos de verlo de forma terrorífica, puede que sea porque somos un poco mezquinos, inmaduros, materialistas o excesivamente prácticos.
La preocupación primera es el dinero, que tanto cuesta conseguir, porque ¿ con qué se alimentará, con que se vestirá ese nuevo individuo? Allí radica la tensión y que se mire el embarazo no deseado, como un dilema enorme, cuando realmente hay que agradecer el milagro divino de una nueva vida. Pero hay algo que es muy cierto y hay que aferrarse a esa máxima: “Dios provee” el ayuda a abrir los caminos, para que esa criatura no sufra penurias y miserias. En eso pensaba Karoline, para calmar sus angustias, Dios y la suerte la ayudarían a ella y a su marido a salir adelante.
Por otro lado, el marido de Karoline, estaba conforme y aceptaba el futuro con un nuevo hijo, él le proporcionaba fuerzas a Karoline y le dibujaba un futuro perfecto y con fluidez, para calmarla.
Karoline, también temía al dolor, todos sus partos fueron por vía natural y sin anestesia por decisión propia. Ella imaginaba el momento, y le estremecía por lo que tendría que pasar al parir, el dolor se le hacía infinito, por momentos pensaba que moriría. La verdad es que este embarazo le estaba minando su equilibrio vital.
Una cosa que le hacía mucha ilusión era adornar la habitación del bebé y comprar la ropita que necesitaba la criatura. Allí se desbordaba de ternura, imaginaba al bebé y sus ojos se llenaban de lágrimas.
Transcurrieron cuarenta y una semanas, el bebé llegaría en cualquier momento, la espera había sido muy larga, las emociones diversas, y las reflexiones infinitas, en todo este tiempo, Karoline había ahorrado dinero para la manutención del bebé en el primer año y había meditado considerablemente. El tiempo transcurrido le había servido de catarsis y de aceptación, había trabajado mucho la mente y también se había perdonado así misma por toda la negatividad padecida.
Cuando
llegó el momento del parto se puso en manos de Dios y confió en los
médicos para que todo saliera bien. El parto fue muy rápido, al
colocarle el médico el bebé en el pecho, todo sentimiento nocivo que
había sufrido se desvaneció, se borró como por arte de magia. Fue una
sensación tan suprema, tan titánica que no existían palabras para
describir el gozo. Todas las incongruencias sufridas eran reflejo del
miedo y al ver el rostro de su hijo todo había desaparecido, la vida no
era tan complicada, todo resultaba un cántico hermoso.
Karoline
se sintió tonta, su sonrisa no se apartaba de su alma. Había venido al
mundo su cuarto e inocente hijo, algo tendría que aprender de él, por
algo había venido a su vida. Al verlo entre sus brazos se arrepintió de
cualquier pensamiento y sentimiento virulento que había experimentado
durante su gestación, la vida ya no sería igual, un torrente de amor se
había generado en el mismo instante en que escuchó ese llanto
maravilloso.
Ella de forma madura, llegó a la conclusión de que el miedo es el principal factor emocional en los embarazos no deseados, el bebé jamás tendrá la culpa por existir cuando no estaba en los planes de los padres, la vida es tan sabia, que te obsequia nueve meses de reflexión, de preparación psicológica y económica para ajustar todo y recibir al flamante miembro con dicha. Hay que abrir el corazón y agradecer al universo por la capacidad que se posee de crear vida para este mundo, Dios y la buena suerte proveerán y no dejará a ese ángel sin su pan. No hay que olvidar, según Karoline, que un bebé es una bendición.
