Esperar el último momento para estudiar, confiando en una suerte voluble, en unos repasos vacilantes y deficientes, pensando en que vendrá un hada madrina y te dirá todas las respuestas del examen al oído, no es más que la típica actitud del alumno mediocre y descarado, de un pusilánime aprendiz de nada.
Superar grandes desafíos no es el objetivo de un estudiante con estas características, este personaje jamás dedicará tiempo al estudio, más de lo que su pereza le permita, porque del inconsciente de estos individuos brota apatía, burla a sí mismos. Ellos siempre creen que son más listos que los demás y que sus propios padres, pero la realidad es cristalina, y demuestra otra cosa.
La apatía y molicie son la motivación de estos elementos que creen poder aprobar materias regalando su tiempo a la haraganería, a los videojuegos o internet. El mundo no se creó con desidia, con gente amante de las excusas y de los después, las grandes empresas se crean y mantienen con constancia, no con niños blandengues de espíritu y anoréxicos de intelectualidad.La aversión a los nobles libros atrofia el cerebro y la ambición por aprender, sabotearse el futuro por ser débil ante la vagancia, es sinónimo de desdicha para los padres, que anhelan para su hijo fortuna y no un futuro vapuleado por la zanganería y fracaso.
¿En qué cabeza cabe tanto desperdicio y vaciedad, carencia de análisis y despabilamiento? Por qué postergar aprender, cuando ya no sobra tiempo para estudiar, repasar y analizar, con lo encantador que resulta aprobar un examen.El tiempo es mezquino y transcurre sin esperar a nadie, desechar horas en el letargo es nocivo para un brillante futuro y la instrucción.
El abonar el intelecto, acelera la cosecha de la sabiduría, la vida misma te lo enseña con ejemplos diarios y gratuitos.
Dejar los cuadernos en blanco, con anotaciones fantasmas, da como resultado el pase directo a las olimpiadas de los fracasados.
La juventud es la antesala al éxito, porque es el período idóneo para la preparación. Los libros no son enemigos, son los mejores amigos que podrás poseer, porque ellos te obsequiaran sapiencia y éxito.
No es de astutos dejar escapar el tiempo de capacitación, de instrucción, de estudiar, y luego no saborear las mieles de la victoria.El momento es ahora, el premio será ser promovido de curso, a uno superior y de allí en adelante afianzar el futuro.
Las diversiones y los gratificantes momentos de ocio, siempre estarán allí esperando por ti, para relajarte, compensarte por tú esfuerzo y hacerte feliz, pero luego de que hayas cumplido contigo mismo. Es el galardón.No veas al instituto como un enemigo a vencer, y detrás de él a tus padres; porque no es la creencia correcta.
Al final del camino, la vida misma te hará entender que no era tan difícil y que siempre el equivocado eras tú mismo, que el que tenía que dominar a esa gran bestia de la pereza eras tú y nadie más.
Los aprendizajes obtenidos son tuyos, serán tú mayor tesoro en la vida. Es evidente que con esfuerzo y trabajo se crean fortunas de cualquier índole, se aprecian a diario por doquier.
El futuro es ahora, el final de trimestre es tú presente, no hay que olvidarlo, y al más mínimo sentimiento de pereza, aplicar el antídoto más eficaz: El trabajo arduo y visualizar buenas calificaciones. Serán tus mejores ángeles en el camino.
