
Samantha, era una chica de 23 años, estudiante de artes y muy apegada a las buenas costumbres y tradiciones que le inculcaron sus padres. Un buen día y por medio de una amiga conoce a Jack, un apuesto pintor con un enorme talento para la pintura y el arte en general.
Jack era un chico de 27 años con ganas de comerse el mundo, y de demostrarle que su arte era de absoluta calidad e ingenio. Jack se había licenciado en artes en la universidad. Y siendo aún muy joven decidió que lo suyo era ser el Dalí del siglo 21 y que lucharía a toda costa por conseguirlo. Claro, que a tan tierna edad resulta muy fácil imaginarse que los sueños se realizan sin mucho esfuerzo. Pero para Jack Morgan la vida se lo había puesto un poco difícil, y pasarían muchas lunas para lograr su más anhelado sueño.
En el mes de mayo del año 1999, Samantha Román conoce a Jack Morgan. Para ella puede que haya sido un flechazo, pero en ese instante no se dio cuenta de ello; ya que Jack a parte de ser atractivo era muy encantador y poseía el don de la gracia al hablar, cada 2 segundos hacía un chiste de cualquier cosa y eso a Samantha le fascinó. Porque de alguna forma le supuso que era sinónimo de inteligencia. Pero para Jack, Samantha le resultó una chica simple y tímida. En esa época Jack estaba saliendo de una larga relación amorosa con su novia de hace 7 años, y estaba renuente a enamorarse nuevamente porque no estaba dispuesto a sufrir de nuevo por amor.
Pasarían unos 4 meses para que Samantha y Jack se encontraran nuevamente, fue en el cumpleaños de un amigo pintor de Jack. Casualmente Samantha fue invitada sin ella imaginar que allí se encontraba Jack Morgan. Al ella entrar al salón de aquella casa y girarse, se encuentra frente a frente con el que sería en un futuro muy próximo “el primer, único y gran amor de su vida”.
Samantha lo mira, pero no se atreve a acercarse porque imagina que Jack no se acordará de ella, pero no fue así. Jack la recordó y la acaparó para él en toda la velada. Podría decirse que no volverían a separarse nunca más. En esa época Jack aún no podía olvidar esa relación de 7 años que mantuvo con Soledad Henríquez. Ya que Soledad, de alguna manera lo había abandonado por un chico de otras posibilidades económicas. Y esa situación tenía enganchado a jack al pasado.
Samantha se convirtió para Jack en su confidente, en su pañito de lagrimas… y sin él darse cuenta ya no podía estar sin ella. Y ella más enamorada que nunca, pero sintiéndose de alguna forma, opacada por los recuerdos de Jack. En su fuero interior sabía que Jack la quería, pero no podía olvidar a la otra, y no se atrevía a más. Ella estaba dispuesta a darle paso a Soledad si Jack quería volver.
A todas estas, aún seguían siendo los amigos inseparables, todos, los días por algún motivo tenían que verse, para Samantha era estar en la gloría, para Jack significaba la paz.
Pero Samantha quería más. Deseaba una relación formal; su familia no sabía nada de lo que interiormente le estaba sucediendo, era una familia un poco chapada a la antigua, y a ella le daba un poco de vergüenza manifestar abiertamente lo que le sucedía, ni siquiera sus amigas lo sabían. Pero Samantha sentía una felicidad y una libertad que nunca había experimentado y eso se lo proporcionaba el estar enamorada perdidamente de Jack Morgan. Para ella los días ya no eran iguales, tenían una razón de ser, era el olvido de su propio yo. Pero lo que no la dejaba respirar tranquila era el hecho de que su familia no lo supiera. Su familia tenía unos cánones, unos principios morales muy cuadrados y Samantha sabía que no le sentaría muy bien que ella a toda hora estuviera con un chico que aún no era su novio para arriba y para abajo, por eso esa relación era un secreto, porque Samantha quería manejar las cosas a su manera y que al final estaba de alguna forma tranquila porque no estaba haciendo nada malo, simplemente estaba viviendo a plenitud el amor.
Samantha nunca había tenido un novio, así que nunca sus labios habían sido acariciados por otros. Era virgen en cualquier sentido. Jack siempre, de alguna manera la asediaba para que le regalara un beso, pero Samantha al contrario no quería, porque aspiraba un poco de formalidad de parte de él, pesaba un poco su crianza en esa decisión y en su orgullo propio. Pero ese día no tardaría en llegar…
Samantha se atrevió a confesarle a su amiga Mary, que estaba perdidamente enamorada de Jack Morgan, Mary estaba tan felíz por su amiga, porque prácticamente Samantha era una chica que tenía varios pretendiente detrás y no le hacía caso a ninguno. Cuidaba mucho su reputación y además en el vestir era algo anticuada, al contrario de Mary que era una chica despampanante y muy extrovertida. Así que Mary se puso manos a la obra y decidió pulir a su amiga y ayudarle a que su relación fluyera más de prisa.
Llegado el mes de diciembre, fecha muy propicia para la alegría y las fiestas, Samantha, Jack, Mary y otros amigos de la escuela de arte, salieron a pasear en coche. En un momento dado, Jack y Samantha quedaron a solas en el coche y allí surgió el primer beso, grandioso y mágico para ambos, de allí en adelante ya no sería nada igual, la pareja se consolidaría un poco más, y digo un poco más porque Jack aún seguía con su miedo al amor y a emprender una nueva relación. Él prácticamente dirigía hacía donde iba la relación, y todo a su conveniencia, pero sin ganas de hacer daño , claro!!!
Llegados a este punto, Soledad no soportaba tanta afinidad entre Jack y Samantha, la detestaba y quería ír a por ella. Soledad era una chica bastante egoísta y egocéntrica. Quería trepar socialmente a costa de lo que fuera, en este caso sacrificó su relación de 7 años con Jack, el novio que le dió todo. Y todo por conocer y tener otras cosas y vivencias que Jack no estaba en condiciones de darle en ese momento. Pero como buena chica egoísta y acostumbrada a conseguir todo cuanto quiere, no estaba dispuesta a perder a Jack tan fácilmente y menos por una chica tan cándida y auténtica como Salomé, a la que ella tildaba de “loquita”. Jack sería para ella eternamente, era como su “talismán personal”, pensaba Soledad en medio de su disfunción mental y egocéntrica.
Pasado un tiempo, la relación amigo-amorosa que sostienen Samantha y Jack sigue adelante sin que nada ni nadie los detenga. Prácticamente habían recorrido toda su ciudad andando, no había ninguna calle que no hubiesen pisado juntos por la cantidad de actividades que realizaban a dúo. Samantha y Jack eran afines mentalmente se compenetraban perfectamente, era como si se hubiesen conocido en otra vida, se entendían a la perfección, eran el uno para el otro, y la gente alrededor de ellos lo notaban. Pero aún Jack tenía a cuesta esos fantasmas del pasado que no lo dejaban en paz espiritualmente. Jack en su vida había tenido 2 novias formales, Kimberly y Soledad.
Kimberly era una chica que había tenido una infancia nefasta, era muy guapa pero tenía problemas familiares importantes y claro llegó a la vida de Jack en esas condiciones. Digamos que Jack le tomó cariño por lo difícil de su pasado y lo bonita que resultaba físicamente. Se hicieron novios, no era una buena relación, era prácticamente tormentosa, y además no era aprobada por la familia de Jack ya que se veía lo “recorrida” que era para la corta edad que tenía Kimberly en ese momento. Jack lo dio todo, incluso se la llevó a vivir a su casa. Y todo fue a peor, se la pasaban discutiendo y Jack tenía a la familia encima. Fue una etapa muy obscura, al final de todo Kimberly desapareció de un día para otro sin dejar rastro. Para suerte o desgracia de Jack se había ido a otra ciudad con otro chico. No supo más nada de Kimberly hasta pasado unos meses y por medio de una carta que le escribió ella. En esa carta le pedía perdón y que era mejor así para que él pudiera crecer profesionalmente. Esto afectó mucho a Jack porque de alguna forma no la amaba pero la quería y además la primera relación siempre duele y deja huellas en el alma y en los recuerdos.
Jack triunfaba con sus cuadros. Tenía varias exposiciones en su país, pero necesitaba más. Quería cambiar de ambiente, vivir en otro lugar, como buen artista, quería conocer otros mundos, explorar nuevas culturas y alejarse del pasado.
Un buen día, recibe una llamada telefónica, era un amigo que tenía en Ámsterdam. Este amigo le invita a irse un tiempo a Ámsterdam para hacer un master en pintura y hacer exposiciones, ya que allá prácticamente hay una galería en cada calle y el gobierno auspicia las galerías para particulares. Jack no se detuvo a pensar ni un segundo en los Pro ni en los contra de ese viaje, y decidió marcharse para Ámsterdam. Cuando se lo dice a Salomé, ella se queda por un segundo fuera de este mundo, no daba crédito a esa decisión. Sintió que toda esa historia había llegado a su fin. Pero no fue así, Jack le propuso irse juntos, y así ella podría seguir estudiando artes en alguna universidad de allá. A ella le pareció fantástico, ellos dos lejos de ¡todos! ¡Maravilloso!, no podía ser mejor… en menos de 2 semanas Jack se había marchado, Samantha se sentía sola, su otra mitad, ya no estaba a su lado, se había marchado muy lejos, ya nada era igual, ni siquiera su ciudad era igual, todas esas calles que los dos habían recorrido juntos ya no eran las mismas.
Pasarían 6 meses para reunirse, nuevamente. Y así fue. Los dos estaban nuevamente juntos. Jack estaba muy cambiado y muy guapo. Samantha veía su sueño cumplido. Estar lejos con su alma gemela y apartados de soledad.
Empezaron a vivir juntos en un pequeño piso de Ámsterdam, lo tenían todo, salud, amor, dicha y un mundo por descubrir. Al estar tan lejos de todos, Jack le propuso directamente matrimonio a Samantha, él ya se había dado cuenta de que las sombras del pasado habían desaparecido y que estaba dispuesto a compartir y pasar el resto de su vida con ella. Nada podía ser más hermoso y romántico. Se casaron y años más tarde la vida les regalaría a Sofía y a Kristina dos niñas fruto del más puro amor. Todo era ¡perfecto! Después de tanto sufrimiento Jack era felíz en el amor, vivía gracias a su arte y tenía a su lado a Samantha. Por su parte Samantha, terminó sus estudios y su familia aceptó con mucho agrado a Jack, “ninguna agonía es para siempre”, decía ella. El amor auténtentico es capaz de soportarlo todo.
En la actualidad, Salomé y Jack poseen 2 galerías de arte en pleno centro de Ámsterdam, son galerías muy concurridas, y allí ellos se exponen sus obras de arte.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por comentar.