“Si lo que estás haciendo no te acerca a tus metas, significa que tus acciones te están alejando de ellas”. Brian Tracy
“Los buenos propósitos son generalmente cheques que los hombres escriben de un banco en el que no tienen cuenta”. Oscar Wilde

Llega el 31 de diciembre, fecha de sobrada relevancia
mística y connotada en nuestras vidas, el último día del año, baños
espirituales, rituales para el éxito, lágrimas, fiestas, metas por
cumplir, alabanzas al
cielo y pare de contar. El último día de un año, da para mucho, es como
poner toda la carne en el asador, estamos a corazón abierto, como si
fuésemos a arrancar de cero, cómo si la vida se nos va en ello...
¿Por qué todas esas metas que nos proponemos eufóricos e ilusionados, un 31 de diciembre, entre champan, bambalinas, música y otras bebidas alcohólicas se quedan en el olvido?
¿Por qué estos propósitos están condenados al olvido antes de cumplirse? Ellos tienen la anómala y oscura condición de esfumarse en medio de la nada, resultan muy volátiles y efímeros. ¿Tú recuerdas las metas que te fijaste y juraste cumplir el pasado 31 de diciembre ? ¿Las cumpliste? Entonces perteneces al corriente grupo de miles de personas que se traicionan a sí mismos y no consuman sus objetivos establecidos; esto sucede porque nos proponemos metas muy ambiciosas para realizarlas durante el año nuevo.

Escasas personas consiguen efectuar los propósitos empeñados un 31 de diciembre, solo un número pequeño alcanza sus metas, lo que nos conduce a que cada fin año mantengamos los mismos propósitos y metas, se crea un bucle inacabable, y eso es de débiles, porque nos confiere un estancamiento y una falta de compromiso constante con nosotros mismos, esto impide que nos desarrollemos en lo personal, y en muchos casos nos sintamos fracasados.
Vivimos batallando siempre entre nuestros propósitos, nuestras acciones y actuaciones diarias para lograr las metas. Debemos crear un balance sano y no ambicioso, y tener la fortaleza de no crear excusas para justificar nuestras debilidades para llevar a término nuestros anhelos.
Para alcanzar metas debemos ser: Realistas, muy objetivos, totalmente disciplinados, debemos confeccionar un plan sencillo y conciso, haz pequeñas cosas cada día para alcanzar los proyectos y sobre todo se muy paciente.
Establece metas, objetivos muy concretos y sal de una vez de la zona de confort, porque nadie logrará tus finalidades, debes hacerlo tú mismo, nadie lo hará por ti. El Esfuerzo debe ser constante, a largo y corto plazo, comprométete emocionalmente.
Es importante que elijas metas que para ti sean las más significativas y necesarias, trabaja en ellos cada día del año.

Escribe en un papel con claridad que parte de tú vida te apetece mejorar, y establece metas para cada una de ellas. Coloca tus metas en un lugar que puedas ver a cada momento. Toma en cuenta que debes ser tolerante contigo, las tácticas para alcanzar los propósitos se pueden alterar, pero nunca el fin.
Por último y como dato definitivo y destacable, no olvides que existe en nosotros bríos pero también extenuaciones transitorias que combatir en cualquier momento y al instante con determinación, para poder cristalizar las metas propuestas el 31 de diciembre.
El agobio y las debilidades, nunca fueron buenos amigos de los proyectos.