La casa de la avenida Rivas, al principio la amé, me fascinaba… era palpar la felicidad absoluta, me sentía tan plena. Era divertido estar allí. Pero con el pasar de los años se convirtió en la culpable de muchas situaciones y enfermedades. Años después suponía para mi una tortura ir. Posiblemente sea una actitud infantil o egoísta, pero es la realidad, las cosas cambiaron tanto que ya no era lo que fue en su día. Mamá enfermo gracias a esa casa y papá no disfrutaba de aquella vivienda por la cual luchó tanto. El hogar se había desestructurado, varios de ellos habían tomado su camino. Para mí, que en casi todo soy de ideas y costumbres fijas; resultaba traumático. Pero no por ello dejaría de amarlos, porque eran la base fundamental de mi vida.
Papá ha partido hace nada, ha sido tan duro e inimaginable. Lo lamento tan profundamente, la vida no puede ser igual. Fuiste un ser tan fuerte, trabajador, amable, solitario y familiar. Quizá no tenía dotes de gente delicada, porque era muy parco en sus aseveraciones, pero siempre estaba allí, en todo los contextos de esa palabra. La casa de la avenida Rivas, tuvo el mal don de envejecerlos, primero a mamá y luego a papá. La única condición al nacer es morir, eso lo sé. Pero hubiese deseado que esos últimos años no fueran tan difíciles. La vida al final del camino, debería estar llena de descanso, placidez y alegrías. Que todo resulte confortable. Para una persona que en su juventud ha sido muy activa y ha trabajado tanto, resulta dificultoso estar estacionario, y más cuando se vislumbra un final. Es tan duro pensarlo…
La casa de la avenida Rivas, posee en su interior un pasillo muy largo, que comienza en el pórtico y su final es el patio. De un lado las habitaciones y del otro el aparcamiento de coches. A lo largo del pasillo, frente a las habitaciones hay 3 inmensos ventanales que le regalan mucha luz a la vivienda. Hace muchos años, cuando estaba la casa recién restaurada, el aparcamiento no tenía techo y cuando llovía con fuerza el agua no pedía permiso para entrar e inundarlo todo. Con el tiempo papá le hizo un techo con zinc verde. Se veía tan bonito y acogedor…Eran tiempos amables. Vacaciones felices llenas de dicha. Mamá se le ocurrió la idea de vender hielo y refresco, ideal para las temperaturas tan altas en el oriente de Venezuela. Y de igual forma para no estar quieta ni un instante, ¿la excusa? ayudar en la economía. Al final sería papá el que se encargaría de la venta. La casa de la Rivas tiene un local grande, que desde que se construyó en los años 50´s se ha usado como abasto. Mamá pasaba gran parte del día en su bodeguita, todos los del vecindario le compraban hielo y los refrescos súper fríos.
Pero la diabetes le agrió mucho el carácter y las formas a mamá. Había mucha discordia, discusiones explosivas. Hay situaciones que hay que saber llevar, con mimo.
Papá, callado y aguantando, siempre tuvo el don de la paciencia. Quizá la bodeguita no debía estar. Posiblemente no había que volver a la Rivas y quedarse para siempre en Maracay. Pero la casa con jardín y con sitio para sembrar era lo que le hacía feliz a mamá. Papá ocupaba su tiempo arreglando los desperfectos que se presentaran en la casa, ayudaba en todo, y luego leía periódico. Hay errores de juventud que se pagan en la vejez, por ejemplo fumar. Los pulmones de papá tuvieron siempre una flema que no desapareció nunca. Luego durante sus últimos años casi no podía dormir por problemas circulatorios, las piernas lo consumieron, no le dejaban en paz los hormigueos nocturnos. Y así tantas dolencias que cargan los ancianos. Papá era alérgico amuchas cosas, había sufrido también de úlcera. Pero a pesar de todo fue muy fuerte y no se negó nunca a visitar al médico y a tomarse las medicinas su la hora, era muy escrupuloso con eso. Otra cosa destacable de su personalidad, es que siempre barría por las mañanas y acomodaba su cama perfectamente, ¡increíble! De joven fue militar, y esos aprendizajes lo acompañaron toda su vida, el orden formaba parte de su vida. ¿La casa es la culpable? De muchas discusiones si. De muchos trabajos también, de su pasillo largo que tanto hizo caminar a mamá también. O puede que yo lo vea así porque en mi infancia cuando todos estábamos juntos y saludables, yo fui muy feliz y ese cambio, esa mudanza para esa casa; cambió mucho el ambiente al que me había acostumbrado, y en el que crecí. Papá y mamá decidieron regresarse a la casa que construyeron con sus propias manos y con todo el sudor de su frente. El alma de ellos permanecerá allí por siempre. A estas alturas no se si volver y entrar. Porque verla sin ellos, sin escuchar sus voces va a resultar muy doloroso. La vida te pone pruebas, situaciones duras que hay que rebasar a costa de nuestros deseos. Tengo en mi mente muy claro, todos los recuerdos e imágenes que permanecerán impolutos para la eternidad. Mi adolescencia vacacionando allí, el ir y venir de aquí para allá, en esa casa de extenso pasillo…
Para ustedes mis padres, mis ejemplos y guías. Forman parte de mi ser, de lo que soy hoy. Gracias imperecederas lo amo y será así hasta la perpetuidad y más allá! Siempre se toman decisiones, y muchas veces nadie nos dice si son las mejores, y si nos las dicen, casi nunca hacemos caso.

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