Cuando los días soleados se convierten en grises, porque circunstancias antagonistas
a nuestro verdadero espíritu, atropellan sin más la vida y nuestras
fuerzas merman como si de un gran virus se tratase; sentimos una
desorientación y un estado claro de huerfanidad con la lejana buena
suerte.
Nos preguntamos mil veces que hacer, no queremos ser dueños
de nosotros, sino que queremos ser dueños de esas almas libres y
carentes de dolor que en algún rincón del universo habitan.
Muchos dicen que es cobardía, inmadurez… Pero está claro que cuando las circunstancias negativas nos acompañan durante una larga temporada y no se marchan, ni pensando en que el mundo es hermoso y que todo pasará, es lógico que nos concibamos derrotados y con déficit de fuerza para continuar adelante. Luego te planteas que al poseer salud y techo todo está bien, porque hay muchos que carecen de esas circunstancias tan necesarias para existir. Pero el factor psicológico juega un papel tan fundamental a la hora de sentirnos confortables, porque al estar con los ánimos por los suelos es difícil emprender “algo” que mitigue la fatiga emocional, y al ver que no movemos un dedo a favor de nuestra humanidad, pues nos sentimos peor, e irremediablemente caemos en un circulo negro sin luz ni salida.
La cuestión está en despertar una buena mañana, imitando a Popeye, y luchar contra nuestro espíritu magullado, y todos aquellos problemas que desgraciadamente se nos escapan de las manos, dejarlos fluir y que tomen el rumbo que el destino, dios, las horas y los días decidan, porque cuando las soluciones no las tenemos a mano, es mejor dejarlas en manos de Dios y del tiempo. Esto se dice muy fácil lo se, pero si pensamos lógicamente y queremos vivir un poco menos sin tormentos, es mejor pensar de este modo.
Los días grises tienen que pasar, porque la existencia está dotada de ciclos, unos más largos que otros, pero al final todo debe cambiar para bien. Y la luz, el cielo azul y la primavera nos la merecemos todos.
Es obvio que no todos los seres humanos tenemos las mismas fuerzas y actitudes para afrontar las desdichas, porque sino, no existirían los psicólogos; pero es bueno plantearse retos cada día gris, y es el de alimentar con algo mínimamente positivo nuestra vida, para de ese modo soportar los infinitos problemas que nos abrazan diariamente, porque luego los arrepentimientos son peores, y el tiempo perdido no se recupera. Hay que renacer y salir adelante, dejando atras los escombros de nuestras desdichas, para encontrar el día con cielo azul.
Muchos dicen que es cobardía, inmadurez… Pero está claro que cuando las circunstancias negativas nos acompañan durante una larga temporada y no se marchan, ni pensando en que el mundo es hermoso y que todo pasará, es lógico que nos concibamos derrotados y con déficit de fuerza para continuar adelante. Luego te planteas que al poseer salud y techo todo está bien, porque hay muchos que carecen de esas circunstancias tan necesarias para existir. Pero el factor psicológico juega un papel tan fundamental a la hora de sentirnos confortables, porque al estar con los ánimos por los suelos es difícil emprender “algo” que mitigue la fatiga emocional, y al ver que no movemos un dedo a favor de nuestra humanidad, pues nos sentimos peor, e irremediablemente caemos en un circulo negro sin luz ni salida.
La cuestión está en despertar una buena mañana, imitando a Popeye, y luchar contra nuestro espíritu magullado, y todos aquellos problemas que desgraciadamente se nos escapan de las manos, dejarlos fluir y que tomen el rumbo que el destino, dios, las horas y los días decidan, porque cuando las soluciones no las tenemos a mano, es mejor dejarlas en manos de Dios y del tiempo. Esto se dice muy fácil lo se, pero si pensamos lógicamente y queremos vivir un poco menos sin tormentos, es mejor pensar de este modo.
Los días grises tienen que pasar, porque la existencia está dotada de ciclos, unos más largos que otros, pero al final todo debe cambiar para bien. Y la luz, el cielo azul y la primavera nos la merecemos todos.
Es obvio que no todos los seres humanos tenemos las mismas fuerzas y actitudes para afrontar las desdichas, porque sino, no existirían los psicólogos; pero es bueno plantearse retos cada día gris, y es el de alimentar con algo mínimamente positivo nuestra vida, para de ese modo soportar los infinitos problemas que nos abrazan diariamente, porque luego los arrepentimientos son peores, y el tiempo perdido no se recupera. Hay que renacer y salir adelante, dejando atras los escombros de nuestras desdichas, para encontrar el día con cielo azul.

