Existen hijos rencorosos, que de adultos odian sin sentido a los seres
que le obsequiaron la vida. Odios y confusiones extrañas que provoca en
ellos sentirse huérfanos sin serlo.
Cabe destacar que hay padres de padres, pero la realidad es que en el mundo, imperan los padres que aman a sus hijos y que darían la vida por ellos. Como hija, se me haría imposible criticar a mis padres, y más hoy en día que soy madre; el hecho de tener nuestros propios vástagos, nos facilita el análisis de la conducta de nuestros padres en nuestra infancia y adolescencia, nos abre los ojos a entender y no descalificar conductas que para nosotros puede que erróneas en su momento, pero que pasado el tiempo concluímos que eran necesarios, ciertos regaños o castigos.
Siempre digo, que la naturaleza es perfecta, y que transcurrido el tiempo analizamos que nuestros padres también fueron jóvenes con sueños, aspiraciones, frustraciones y problemas en el trabajo, tal cual nos ocurre a nosotros mismos hoy en día, cuando tenemos la gran responsabilidad de criar y formar los adultos del mañana..
Cuando peques fuímos, puede que pegados, gritados, castigados, etc. Pero, que íbamos a pensar nosostros que nuestro papá o mamá ese día se sentía melancólico y precisamente nosotros estabamos riéndonos demás, y ellos necesitaban estar en paz y justo nos castigaban.
Cosas que hoy practicamos nosotros… Simplemente, no hay que olvidar que esas personas que nos dieron la vida, también son seres humanos y no máquinas; que seguro de imaginarnos que en un futuro próximo nuestros propios hijos nos desvinculan de sus vidas, nos dolería a morir. Hay que pasar por alto los errores de ellos, porque al final no somos jueces, somos hijos que vivimos, estudiamos y nos educamos gracias a ellos y sus grandes esfuerzos.
Cabe destacar que hay padres de padres, pero la realidad es que en el mundo, imperan los padres que aman a sus hijos y que darían la vida por ellos. Como hija, se me haría imposible criticar a mis padres, y más hoy en día que soy madre; el hecho de tener nuestros propios vástagos, nos facilita el análisis de la conducta de nuestros padres en nuestra infancia y adolescencia, nos abre los ojos a entender y no descalificar conductas que para nosotros puede que erróneas en su momento, pero que pasado el tiempo concluímos que eran necesarios, ciertos regaños o castigos.
Siempre digo, que la naturaleza es perfecta, y que transcurrido el tiempo analizamos que nuestros padres también fueron jóvenes con sueños, aspiraciones, frustraciones y problemas en el trabajo, tal cual nos ocurre a nosotros mismos hoy en día, cuando tenemos la gran responsabilidad de criar y formar los adultos del mañana..
Cuando peques fuímos, puede que pegados, gritados, castigados, etc. Pero, que íbamos a pensar nosostros que nuestro papá o mamá ese día se sentía melancólico y precisamente nosotros estabamos riéndonos demás, y ellos necesitaban estar en paz y justo nos castigaban.
Cosas que hoy practicamos nosotros… Simplemente, no hay que olvidar que esas personas que nos dieron la vida, también son seres humanos y no máquinas; que seguro de imaginarnos que en un futuro próximo nuestros propios hijos nos desvinculan de sus vidas, nos dolería a morir. Hay que pasar por alto los errores de ellos, porque al final no somos jueces, somos hijos que vivimos, estudiamos y nos educamos gracias a ellos y sus grandes esfuerzos.
